Por Jorge Mendoza
La noche del viernes 27 de septiembre se dedicó a las obras de elenco reducido: solo, duetos y un trió. No fue precisamente una noche memorable. La nota predominante fue la fisicidad de las ejecuciones, exceptuando el lirismo de Solos de Kalaus Danza de Colombia. Otro tanto hizo Eleonora Bombini con Inseduta…Si che puoi, bimba mia, pero inclinada hacia el drama, las emociones fuertes. El aplauso del público se convirtió en un reclamo ante la duración de la pieza, que superó ampliamente a las demás en extensión. Inseduta…Si che puoi, bimba mia pese a esto es interesante por la sinceridad de la intérprete, por su desafío a las convenciones de la danza y los gustos del público aficionado a ella. No obstante la composición pudiera expresar lo mismo de manera más sintética sin recurrir a las reiteraciones como medio para significar la insistencia en el motivo. Si los organizadores del festival hubiesen colocado esta pieza al inicio la reacción hubiese sido más tolerante y comprensiva.
En la mente del público amante de la danza y no pocos coreógrafos los duetos suelen asociarse al romance, los conflictos de pareja. Romper con esa convención mediante el movimiento y el tema es una tarea de exploración y búsqueda. Cuando tenemos la percepción de que el tema de una pieza pretende distanciarse del romance, pero el dueto hombre-mujer funciona como condicionante, se libra ante los ojos del público una lucha de sentidos, en los que la estrategia discursiva y el lenguaje danzario pugnan por su propio espacio sin cohesionarse.
Dolo, pieza ganadora del concurso Estrella del s. XX en Panamá en el 2013, debería hablarnos de engaño, simulación, estafa, fraude, timo, trampa, sin embargo, se decanta en los físico, el alarde de la técnica, la limpieza de la ejecución.
No me cuentes tu vida y 3 cuerpos empotrados de Karol Marenko con la Compañía Nacional del Salvador se sustentan en el cuerpo donde las cargadas se polarizan en torno a dos momentos que determinan su ritmo: si ella ejecuta, el sirve de apoyo viceversa; segundo, cuando ambos realizan movimientos de manera simultánea, ya sea tocándose o en la misma dirección. Ese momento justo entre descargar para volver a realizar otra cargada el ritmo luce taquicárdico porque constituye un “engarce”, una disminución de energía, y hasta un transición en determinados casos. Las rápidas secuencias de la compañía salvadoreña llegan a interferir en el discurso que sustentan. Incluso, sus voces, cerca del final, sinceras sin a lugar a dudas, se hunden en la falta de conexión. La Marenko, al parecer, se dejó tentar por las habilidades de los miembros de la compañía. Una destreza física no es metáfora, la crea. Movimiento no es acción, es un factor. y pido perdón por las perogrulladas.
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